El conflicto entre el odio y el amor
La siguiente crítica contiene spoilers
‘La noche del cazador’
es la única película que dirigió el actor Charles Laughton. La película no
cosechó demasiado éxito el día de su estreno, por lo que Laughton decidió dejar
la dirección cinematográfica de lado.
Ben Harper acaba de robar 10.000 dólares en un atraco en el
que han muerto dos personas. La policía va tras él, pero antes de que lo detengan
y condenen a morir en la horca, tiene una cosa que hacer. Harper va en busca de
sus hijos para entregarles el suculento botín. Los niños cumplirán la promesa
de su padre, guardando a buen recaudo el dinero que este les ha entregado. Un
secreto que les traerá más problemas que alegrías.
En la cárcel, Harper comparte celda con el predicador Harry Powell (Robert Mitchum). Una
noche, estando medio dormido, habla sobre el dinero que le entregó a su
familia. Powell, atraído por la idea de hacerse con el dinero, empieza a trazar
el plan que parece conocer a la perfección. Intentará enamorar a la viuda de
Harper para hacerse con sus bienes. Empieza
la caza.
El amor y el odio. Dos
palabras tatuadas en las manos del predicador Harry Powell que ya forman parte
de la historia del cine. Dos conceptos que como indica el mismo Powell,
chocarán y lucharán hasta que uno salga vencedor.
El trabajo que realiza Robert Mitchum es tremendo,
interpreta a un inquietante predicador que predica su propia interpretación de
la religión (ya que cuando le preguntan, no lo especifica). Un hombre con dos
caras, la buena y amable con la que engatusa y enamora a sus víctimas. Y su
cara más oscura, su verdadero yo que oculta a un ser calculador, mentiroso y
frío que está dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguir su objetivo. Un
ser odioso a más no poder. Un depredador que odia a las mujeres y que solo
busca dinero. Todo un villano.
Esa idea de la caza Charles Laughton la muestra de una
manera formidable. Una vez que los niños conocen las intenciones de su nuevo “padre”,
no dudan en huir y cumplir con su promesa: guardar el secreto. Los niños son el
objetivo del cazador-predicador: la mosca atrapada en la tela de araña (plano
de arriba). La escena de la escapada me parece buena, de esas que con poco dice mucho y que logra
ser hipnótica.
Otro elemento a destacar es el maravilloso trabajo de iluminación. En ‘La noche del cazador’ la iluminación recuerda a la del expresionismo: sombras, blancos y negros, monocromía. Por un lado enfatiza la separación entre el amor y el odio, entre el bien y el mal, entre la luz y la sombra. Por otro, consigue hacer aún más monstruosa y amenazadora la presencia de Harry Powell.
Otro elemento a destacar es el maravilloso trabajo de iluminación. En ‘La noche del cazador’ la iluminación recuerda a la del expresionismo: sombras, blancos y negros, monocromía. Por un lado enfatiza la separación entre el amor y el odio, entre el bien y el mal, entre la luz y la sombra. Por otro, consigue hacer aún más monstruosa y amenazadora la presencia de Harry Powell.
Me parece destacable que ‘La noche del cazador’ esté planteada como una fábula terrorífica. Los
niños son los otros protagonistas de la historia y los que más fortaleza
demuestran en los momentos más duros. Los niños tendrán la ayuda de Rachel (Lillian Gish), señora que acoge
a los niños que se han quedado sin nada. Ella tendrá la última palabra. Si Harry Powell refleja el odio y el mal; Rachel refleja el amor y la bondad.
Con una notable dirección, iluminación y duración ‘La noche del cazador’ es uno de esos títulos
que no tuvo éxito el día de su estreno, pero que hoy en día se ha convertido en
un clásico indiscutible. Genial trabajo el de Robert Mitchum. Una película que merece la pena ver.
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