... and I love the cabaret
'Cabaret'
es
un musical que gana con cada visionado. La película de Bob Fosse es triste y
oscura. Nadie podría pensar que mezclar el nazismo con un género
característicamente "alegre", fuese a tener éxito. Y lo tuvo. 'Cabaret' es uno de los grandes títulos
que encontramos dentro del género. En la década los 70, el musical empezó a ser
más crítico, más valiente, mezclando el drama con números musicales y tratando
temas más controvertidos. Las coreografías pasaron a un segundo plano, y la voz
de los protagonistas ganó importancia.
Ambientada en el
Berlín de los años 30, la realidad que muestra 'Cabaret' es oscura y deprimente. En medio de esa realidad se
encuentra la protagonista, la inolvidable Sally Bowles (Liza Minnelli). Una
chica optimista y soñadora, que disfruta actuando en el cabaret, pero que
aspira a convertirse en una gran actriz. Ella de forma más directa o indirecta,
siempre está interpretando. Trata de convencerse a sí misma de que todo puede
ir a mejor, de no derrumbarse ante los demás e intenta nunca mostrarse débil. Intenta convencerse de la idea de
que es capaz de formar una familia junto a Brian Roberts (Michael York), de
dejar todo por amor. Pero la realidad es que ella disfruta con el cabaret. Lo
lleva en la sangre, es su vida, y lo adora ("and I love the
cabaret").
Ese contraste o ese dilema se ve reflejado en dos números musicales. Dos números que muestran a la
soñadora Sally Bowles, frente a la realista Sally Bowles: 'Maybe this time' vs. 'Cabaret'.
Las pequeñas diferencias entre los dos números resultan significativas. En 'Maybe this time' Sally Bowles está
sobre el escenario, es su número más emotivo, en el que se sincera con el
espectador y que demuestra que detrás de ese carácter optimista se encuentra
una mujer que ha sufrido, y que desea que llegue su momento para ser feliz. Un
optimismo que oculta a una perdedora.
Quizás esta vez lo haya encontrado.
Quizás esta vez tenga suerte, y encuentre el amor de su vida. Quizás esta vez
gane. Sally canta a un sueño que pensaba que no tenía, al sueño de formar una
familia. Y eso es lo que nos indica la escenografía, y la iluminación: está
cantando a un sueño. El cabaret está casi vacío, nadie escucha su canto. No hay
espectáculo. Y es que para esa "nueva Sally", no hay lugar, ni
público.
En el número de 'Cabaret', Sally vuelve a cantar a
pleno pulmón. Canta al cabaret, al olvidarse de los problemas y disfrutar de la
vida mientras puedan. Le canta al público, le habla. Y está vez parece que escuchan. El cabaret está lleno, no
tiene ese aura de "ensoñación" del número anterior. Es su realidad,
por así decirlo. La Sally que canta "al cabaret", es la que ha
encontrado su sitio. Vienen tiempos duros, como canta el maestro de ceremonias
(Joel Grey) en 'Wilkommen', la vida en el cabaret es maravillosa, en el cabaret
todos los problemas quedan fuera. Y Sally, dentro de ese cabaret, seguirá
adelante.
La película de Bob Fosse tiene una estructura circular. El 'Wilkommen' inicial, nos invita a dejar los problemas atrás y a disfrutar del cabaret. La música suena, los nazis son expulsados del lugar. Esa armonía inicial desaparece en el magnífico final. El maestro de ceremonias se despide, el telón cierra, el foco le sigue pero ya no hay nada que enfocar, solo tela. Un maestro de ceremonias que está condenado. El plano sigue y muestra que en el cabaret ahora sí hay lugar para los nazis, el movimiento ha cogido fuerza y ocupan las primeras filas del lugar.
La mayoría de los
números siguen la base de dejar los problemas fuera del cabaret. Pero Fosse
mediante el montaje intercalado, compara el teatro con la realidad, por
ejemplo, comparando una pelea sobre el escenario, con una paliza que está
recibiendo un judío fuera del cabaret; o anticipando el "trío" del
que son parte Sally y Brian, mediante la canción 'Two ladies'.
'Cabaret' también muestra el ascenso del nazismo, que queda grabado
en ese plano distorsionado del final. 'Cabaret'
está considerado como uno de los grandes musicales, su banda sonora y las
canciones interpretadas por Liza Minnelli y Joel Grey se han convertido en
clásicos. Liza Minnelli brilla,
al igual que Joel Grey como maestro de ceremonias (en cambio, Michael York
sigue sin convencerme).
Al final, mismo
discurso del maestro de ceremonias, misma orquesta, pero ahora suena
desafinada, la cámara avanza, y la música... corta en seco.
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