jueves, 9 de enero de 2014

'A propósito de Llewyn Davis' (2013)

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Sobre el éxito y el fracaso

‘A propósito de Llewyn Davis’ es el último trabajo de los hermanos Coen. La historia está ambientada en el Nueva York de los años sesenta, en Greenwich Village para ser más precisos, cuna del arte y la bohemia neoyorquina en ese periodo. El protagonista de la historia es Llewyn Davis (Oscar Isaac), un joven músico folk que aspira a lograr el éxito. Eso sí, en el camino no está dispuesto a “venderse” o a sacrificar sus principios.

Llewyn es un perdedor, no demasiado simpático, solitario. Su vida es complicada y gris. No ha superado la pérdida de su compañero de grupo. El folk estaba a punto de renacer, volviendo a dar sus primeros pasos. Claro está, que en camino no todos lograron el éxito. Y es que la película deja claro que no por ser bueno en lo tuyo tienes el éxito asegurado.


Llewyn tendrá la oportunidad de hacer una prueba ante Bud Grossman (F. Murray Abraham), un magnate de la música, al que intentará convencer de su talento cantando ‘Queen Jane’, una triste y melancólica canción del pasado. Una escena sencilla en la que la voz en director de Oscar Isaac es suficiente para dejarte llevar.

El protagonista de la película no piensa en las consecuencias de sus decisiones o el daño que pueda causar a aquellas personas y amigos que tiene cerca, de una manera u otra acaba hiriéndoles. No se compromete en exceso. No quiere problemas. Busca el éxito, quiere vivir por, para y de la música, se resiste a aceptar cualquier otro oficio. Vive, o sobrevive, de sofá en sofá, de la caridad de sus amigos.

Y es que el camino hacia el éxito no es fácil, y a veces no queda otra que aceptar el fracaso, que el sueño americano no existe. Llewyn Davis vivirá su propia odisea, acompañado de un gato que no es suyo, ni siquiera sabe su nombre. Su camino cada vez se desenfoca más, al igual que sus aspiraciones. Casi siempre toma las decisiones menos acertadas, el orgullo y el ego le pueden en más de una ocasión. El gato, será el único ser por el que muestra cierto afecto y el ser que dará sentido a su viaje.

Llewyn vive en el presente (“¿es que tú nunca piensas en el futuro?”), sobrevive como puede y casi siempre solo piensa en sí mismo. Empezará un viaje en el que solo mirará hacia delante, en el que un giro o tomar una curva condicionaría su futuro. Llewyn deja atrás muchas opciones y compromisos que le hubiesen cambiado la vida por completo.

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Uno de los puntos fuertes de la película es su protagonista: triste, melancólico, agotado, honesto pero también egoísta y orgulloso. Un personaje gris. En ese aspecto hay que destacar el magnífico trabajo de fotografía de la película. En la película predominan los colores apagados, los grises, complementando así de forma perfecta el carácter y situación del personaje. El único punto de color, o “de vida”, lo aporta el gato, su compañero de aventuras.

‘A propósito de Llewyn Davis’ es una película sencilla, sin excesos, que mezcla drama con algo de humor negro. En la película hay referencias culturales, literales y visuales al folk de la época, y una cerca de la escena final que me ha encantado. Por ponerle un pero, la estructura circular de la película me ha pillado por sorpresa y me ha descolocado al final. Pero, la película, en conjunto, te atrapa.

Los últimos trabajos de los Coen me dejaron algo fría, pero esta vez no ha sido así. ‘A propósito de Llewyn Davis’ me ha gustado bastante. Un gran trabajo de fotografía, una banda sonora maravillosa y un destacable trabajo de Oscar Isaac, bien secundado por Justin Timberlake, John Goodman y especialmente por Carey Mulligan. Una guitarra, un gato y la carretera. Un viaje para emprender una aventura en busca de tu lugar, una odisea en la que volver a “tu hogar”. 

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