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‘El
intercambio’ es una película que muestra la lucha de una madre para
encontrar a su hijo desaparecido. Clint Eastwood es el encargado de dirigir
esta historia ambientada a finales de los años 20, y que toma como punto de
partida un suceso real. ‘El intercambio’
mezcla drama e intriga, y trata temas como la corrupción, la mentira, la
locura o la lucha individual. La película reúne varios de los elementos
característicos del cine de Eastwood, pero la película no me ha llegado tanto como otras de las grandes
obras del director estadounidense. El desarrollo del personaje de Christine Collins (Angelina Jolie) me
ha dejado un poco fría. Pese a ello, hay varios elementos y escenas que me han
encantado.
Christine Collins es una mujer que ha criado a su hijo sola, es
independiente y luchadora. No se permite caprichos, ya que se pasa el día
trabajando para sacar a su hijo adelante. Varios meses después de la
desaparición de su hijo, recibe la ansiada noticia: han encontrado a su hijo. Confusa y nerviosa por todo el revuelo
que se ha formado alrededor de su dramática situación, Christine acude a la
estación de tren para el esperado y deseado reencuentro. El problema: el niño
que le entregan, no es su hijo. Rodeada
de medios de comunicación, y superada por la situación, Collins acoge al niño.
Los medios allí presentes no dudan, ni cuestionan, la veracidad de lo sucedido,
por lo que aceptan al instante la versión ofrecida por la policía.
Con la ayuda
del pastor Briegleb (John
Malcovich), Collins acudirá y denunciará la labor de la policía, que ya ha dado
por terminada la búsqueda de su hijo. A Collins no le tiembla la mano a la hora
de enfrentarse a las autoridades, y con su lucha demostrará la corrupción e
incompetencia del sistema. No será fácil, y solo encontrará obstáculos, ya que
harán todo lo posible para ocultar el grave error que acaban de cometer e
intentarán silenciar de cualquier modo a la afectada.
Detalles de la película (contiene spoilers)
Hay detalles en la dirección de Eastwood que me han
encantado, y que creo que forman parte de “su sello” personal.
La conversación en la cárcel entre Collins y
el condenado. Para mí, uno
de los momentos cumbre de la película. Collins va en busca de respuestas,
espera que el condenado le confirme la muerte de su hijo. Pero en lugar de
respuestas, aumenta su duda. De esa forma, el
condenado condena a Collins. Esa situación Eastwood la refleja de una
manera muy efectiva: la escena termina con un plano en el que vemos a Collins
encarcelada, y no al preso. En el plano es ella quien está “entre rejas”. En
ese pequeño instante, parece que víctima
y condenado se intercambian los roles.
¿Esperanza? El tiempo ha pasado y parece que dentro de
tanta sombra hay algo de luz en la vida de Collins. La vemos sonreír, pero cada
sonrisa no es más que una “fachada” con la que oculta su dolor y sus dudas
sobre el paradero de su hijo. Nunca pierde la esperanza de encontrarlo. En la
transición de la agonía a la “esperanza”, la iluminación de la película creo
que juega un papel importante. En sus peores momentos, en los de duda o en el
que contiene su enfado e indignación, el rostro de Collins estará sumergido en
sombras. Esa oscuridad contrastará con la luz del plano final.
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