El musical es un género que suele dividir las opiniones del espectador: o te gusta, o lo odias (siempre con excepciones). El género fue uno de los más preciados en el Hollywood clásico, ya que, una vez establecido el sonoro en los grandes estudios, la mejor manera de sacarle partido fue el género musical. Los estudios no duraron en explotar las cualidades musicales de sus estrellas.
Fred Astaire y Ginger Rogers formaron una de las parejas más adorable y conocida al final de la década de los años 30. Los musicales 'Sombrero de copa' y 'Calle 42' se convirtieron en los primeros grandes éxitos. A finales de la década de los 40 apareció la figura de Gene Kelly que dominaría el cine musical de comienzos de los 50 ('Cantando bajo la lluvia', 'Un americano en París', 'Brigadoon'). A mediado de la década de los 50 el género dejó de captar la atención del público, buena parte de la culpa la tuvo la televisión.
Los musicales clásicos buscaban la espectacularidad en las coreografías, el público esperaba el momento en el que los protagonistas se pusiesen a bailar en los enormes escenarios. La mayoría de los musicales clásicos los grababan en estudios, con planos muy abiertos y largos, cercanos al plano secuencia: poco montaje para apreciar el baile en todo su esplendor. Los "reyes" del género fueron Fred Astaire y Gene Kelly, siempre existirá rivalidad entre ellos, ¿quién era mejor? Ambos eran buenos, porque eran distintos. Gene Kelly era un bailarín más atleta, que mezclaba pasos modernos con elementos de danza clásica; mientras que Fred Astaire era el reflejo de la elegancia al bailar. Los dos intentaban, ante todo, ser originales y creativos; por eso hemos visto a Fred Astaire bailando por los techos en 'Bodas reales' o a Gene Kelly bailando contra su reflejo en 'Las modelos'. La grandeza de las coreografías del musical, la expresividad de los pasos o la espectacularidad de los escenarios creados en los estudios, se puede apreciar, por ejemplo, en la película de Vincente Minnelli 'Un americano en París'.
Aunque la producción de los musicales disminuyó considerablemente tras la aparición de la televisión, es un género que nunca ha llegado a desaparecer del todo. En la década de los 60 se realizaron varias producciones indispensables para la evolución del género como 'My Fair Lady', 'Sonrisas y lágrimas', 'Funny Girl', 'Hello Dolly' o 'West Side Story'. El musical clásico contaba y "cantaba" historias de amor, historias amables y mayormente alegres, hasta que a mediados de la década de los sesenta el género empezó a cambiar, a actualizarse , apostando por el drama en las historias como en 'West Side Story', que supuso un punto de inflexión en el género. A partir de los 70 películas como 'Cabaret', 'New York, New York' o 'Hair' demostraron que en el musical había lugar para el drama, y en los que sin descuidar las coreografías, la voz empezó a ser lo verdaderamente importante.
Eso sí, el estilo musical más hollywoodiense, más clásico y alegre, seguía teniendo fuerza, ya que en 1978 se estrenó uno de los mayores éxitos del género, y un musical menos inocente de lo que puede parecer a primera vista, que convirtió a John Travolta en ídolo de todas las adolescentes: 'Grease'. Y en esa misma década se estrenó también el extravagante musical de culto 'The Rocky Horror Picture Show'.
A partir de los 70 el bajón de las producciones musicales fue más significativo. Ya en el 2001 el musical cinematográfico renació gracias a Moulin Rouge! Un musical con un estética distinta, en la que voz y espectaculares coreografías se complementan, o mejor dicho en la los códigos teatrales y los cinematográficos han "aprendido a llevarse bien".
Fred Astaire y Ginger Rogers formaron una de las parejas más adorable y conocida al final de la década de los años 30. Los musicales 'Sombrero de copa' y 'Calle 42' se convirtieron en los primeros grandes éxitos. A finales de la década de los 40 apareció la figura de Gene Kelly que dominaría el cine musical de comienzos de los 50 ('Cantando bajo la lluvia', 'Un americano en París', 'Brigadoon'). A mediado de la década de los 50 el género dejó de captar la atención del público, buena parte de la culpa la tuvo la televisión.
Los musicales clásicos buscaban la espectacularidad en las coreografías, el público esperaba el momento en el que los protagonistas se pusiesen a bailar en los enormes escenarios. La mayoría de los musicales clásicos los grababan en estudios, con planos muy abiertos y largos, cercanos al plano secuencia: poco montaje para apreciar el baile en todo su esplendor. Los "reyes" del género fueron Fred Astaire y Gene Kelly, siempre existirá rivalidad entre ellos, ¿quién era mejor? Ambos eran buenos, porque eran distintos. Gene Kelly era un bailarín más atleta, que mezclaba pasos modernos con elementos de danza clásica; mientras que Fred Astaire era el reflejo de la elegancia al bailar. Los dos intentaban, ante todo, ser originales y creativos; por eso hemos visto a Fred Astaire bailando por los techos en 'Bodas reales' o a Gene Kelly bailando contra su reflejo en 'Las modelos'. La grandeza de las coreografías del musical, la expresividad de los pasos o la espectacularidad de los escenarios creados en los estudios, se puede apreciar, por ejemplo, en la película de Vincente Minnelli 'Un americano en París'.
Aunque la producción de los musicales disminuyó considerablemente tras la aparición de la televisión, es un género que nunca ha llegado a desaparecer del todo. En la década de los 60 se realizaron varias producciones indispensables para la evolución del género como 'My Fair Lady', 'Sonrisas y lágrimas', 'Funny Girl', 'Hello Dolly' o 'West Side Story'. El musical clásico contaba y "cantaba" historias de amor, historias amables y mayormente alegres, hasta que a mediados de la década de los sesenta el género empezó a cambiar, a actualizarse , apostando por el drama en las historias como en 'West Side Story', que supuso un punto de inflexión en el género. A partir de los 70 películas como 'Cabaret', 'New York, New York' o 'Hair' demostraron que en el musical había lugar para el drama, y en los que sin descuidar las coreografías, la voz empezó a ser lo verdaderamente importante.
Eso sí, el estilo musical más hollywoodiense, más clásico y alegre, seguía teniendo fuerza, ya que en 1978 se estrenó uno de los mayores éxitos del género, y un musical menos inocente de lo que puede parecer a primera vista, que convirtió a John Travolta en ídolo de todas las adolescentes: 'Grease'. Y en esa misma década se estrenó también el extravagante musical de culto 'The Rocky Horror Picture Show'.
A partir de los 70 el bajón de las producciones musicales fue más significativo. Ya en el 2001 el musical cinematográfico renació gracias a Moulin Rouge! Un musical con un estética distinta, en la que voz y espectaculares coreografías se complementan, o mejor dicho en la los códigos teatrales y los cinematográficos han "aprendido a llevarse bien".
También es cierto que el nacimiento de los videoclips ha influido mucho en el planteamiento de muchas escenas de los musicales cinematográficos, cómo es el caso de 'Across the Universe', hay otros en el que más que musicales, son películas sobre la música y su poder en sí, como en 'Once'. El musical está viviendo un momento dulce en el teatro, las producciones cada vez tienen más calidad y son más espectaculares (también en el teatro musical han sabido incorporar de manera eficiente códigos y elementos más propios del cine). Hollywood poco a poco va adaptando los grandes clásicos de Broadway a la pantalla grande, con mayor o menor acierto, por ejemplo 'El fantasma de la ópera', la fallida 'Nine', la alegre 'Mamma Mia'! o 'Les Miserables' que se estrena a finales de 2012 y que, la verdad, tiene buena pinta.
Contenido relacionado: 'Cantando bajo la lluvia' (1952) - Transición del cine mudo al sonoro, 'Once' (2006) - Pasión por la música, 'Across the Universe' (2007) - Fresas y The Beatles, 'Grease' (1978) - You're the only one that I want
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