Oliver (Ewan McGregor) un día recibe dos noticias que le harán replantearse su vida. La primera noticia es que su padre es gay; la segunda noticia, que este padece cáncer.
Hal (Christopher Plummer) es el padre de Oliver. Siempre ha sido consciente de su homosexualidad pero la reprimió durante los más de 40 años que duró su matrimonio. Ahora con 75 años decide salir del armario, ser la persona que siempre quiso ser y vivir feliz sin miedo al qué dirán. Aunque la enfermedad le consume día tras día, afronta la vida con optimismo: va a pubs dónde descubre la música house, organiza fiestas, no le importa demasiado tener una relación abierta con su joven pareja... Ha encontrado su razón para vivir, puede que tarde, pero la ha encontrado. Los acontecimientos hacen que Oliver y Hal estén más unidos que nunca.
Lo contrario le ocurre a Oliver. No es capaz de dar un paso más en las relaciones, se ha acostumbrado a estar solo. Está algo perdido en su situación y aunque acepte la 'nueva vida' de su padre, parece no entender cómo pudo soportar tantos años junto a su madre sin quererla. Oliver conocerá a Anna (Melanie Laurent), una actriz que como él, está sola ante el mundo. Ambos son iguales, les aterra dar un paso más en una relación, tienen miedo a lo nuevo. Se sienten como principiantes que parecen no saber el porqué de sus acciones. Tienen una actitud más pesimista ante la vida, más gris comparada con el espíritu o actitud que ha "rejuvenecido" a su padre.
Hay un personaje que le da a la película una ternura especial, ese es Arthur, el perro. Parece ser el único capaz de comprender lo que sienten sus dueños. Siempre les acompaña y siempre le hablan en busca de respuestas.
Oliver siempre está dibujando sobre la tristeza. Son personas que están tristes o lo han estado. Uno de esos dibujos enseña cómo el pasado pesa mucho sobre el presente. Puede que Oliver y Anna no sean capaces de quitarse esa carga que tienen encima, y que hasta que no se decidan a dar un empujón a ese peso no serán capaces de seguir adelante. Ese pasado, podría estar directamente unido a Arthur, el perro.
El personaje de Anna tiene un buen comienzo, no puede hablar y se comunica mediante una libreta. Conocemos poco de su pasado y hubiera estado bien saber un poco más sobre ella. Puede que se vaya desinflando según avanza la película. La película ofrece una de las frases comunes de más díficil respuesta... "Y ahora, ¿qué?". Una historia agridulce, con momentos de ternura, con otros más íntimos. Con momentos de fascinación y aceptación, de observar la felicidad de otros.
Es una película bonita y buena, que junta comedia con drama, con un Christopher Plummer gracioso y serio en su papel y un McGregor que aunque aparentemente está feliz, sólo con la mirada es capaz de expresar la tristeza que siente por dentro. Una película que te llega y emociona.
Buenas,
ResponderEliminarPues la verdad es que estoy de acuerdo en muchas de tus cosas, el perro es maravilloso. Yo por ejemplo, el personaje de Mélanie Laurent me cautivó, no sé porque pero en esos primeros minutos donde sólo quiere comunicarse con gestos y poco más ... me encantó. No sé, es cuestión de gustos pero McGregor y ella me han gustado, sin olvidar a Plummer, que está fantásticamente divertido, muy ajeno a otros de sus personajes.
Muy buena crítica.
Saludos @Cinefila_91