Con guión de Oliver Stone "El expreso de medianoche" narra la historia de William Hayes, un joven estadounidense detenido en Turquía por tráfico de drogas (uno de los delitos con mayor pena). Está basada en la autobiografía del propio Billy Hayes en la que contaba el horror vivido en una cárcel turca y como tras 5 años de retención logró escapar.
Como suele ocurrir en la mayoría de adaptaciones cinematográficas, tanto guionista como director se tomaron ciertas libertades a la hora de narrar la historia, inventándose algunos hechos. Supongo que a favor del dramatismo. El personaje más cruel de la trama siempre tiene que pagar por el mal causado, por lo menos ante las cámaras. Y de eso se encargaron en la versión cinematográfica.
Hayes pasó de cumplir una condena de 4 años a una cadena perpetua (30 años mínimo); el entorno que le rodea y las constantes torturas hacen que Billy enloquezca. El preso no pierde el instinto de supervivencia ni sus ganas de escapar aunque este enajenado, y aunque parezca que la palabra libertad no forme parte de su destino.
Hay 2 acciones en mi opinión que suponen un punto de inflexión para Hayes. Una relacionada con una acción y otra con un elemento técnico. Trasladado a las celdas donde se encuentran los presos con enfermedades mentales, los reos tienen una zona para andar en circulo en dirección a las agujas del reloj. Billy decidirá andar en dirección contraria a los demás (algo considerado irrespetuoso), a la vez que afirmará que el no es una "máquina estropeada". A esto le sumamos que en la parte técnica, tras recibir dinero de su familia y para mostrar que ha vuelto a la cordura, que ha decidido que es el momento de huir, el director le "regala" unos planos contra picados ensalzándolo. Su instinto de supervivencia renace.
Es una película muy dura, con buenas interpretaciones y algún desliz perdonable. La banda sonora es muy agobiante, la situación lo pide. Al principio y al final se mezclará con los latidos del corazón de Billy. Muy efectiva.
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